viernes, 28 de octubre de 2011

Fábula de Aguirre

Me ha enviado esto una alumna mía que también es docente. Una vez editado, queda así:

No es poesía - es una pena.

   J'admire, dit-elle, ton beau plumage.
CUENTAN de una Raposa que astuta y rica vivía
y sólo condescendía
a hablar de unas cuantas cosas.
De nombre, aunque no  era
verde pero verde se ponía,
fuera de esperar templanza,
aunque  Esperanza, decía:
“¡Ay, que no quedan dineros
en mis arcas  capitales!”
Pues busquemos animales
a quien quitárselos quiero.
Habló  primero al banquero,
amigo suyo querido:
"No temas, el  elegido
no serás tú, caballero."

¿A quién miraré que pueda
darme  con qué gobernar?
Al burro no, que cocea.
Al gallo no, que pelea.
Al  jefe, que no es león,
mas de León sigue siendo.
No, que es otro sin  razón
con el que ando discutiendo.
¿Al topo que es muy gallardo,
hace  hoyos y tunela;
aquél que vive en mi casa,
aunque en mala  relación...?
No, pues que suelo insultarle
y, más que llamarle  alcalde,
yo le llamo so... cavón.
Está, además, fastidiado,
pues en tan alta belleza
quiso poner su ciudad
que, yendo aún por la mitad,
anda  bastante endeudado.

Ya sé qué es lo que yo haré,
dijo gritando  triunfante,
del Holgazán Enseñante
mi ruina subsanaré.
¿Acaso no es un  mangante
con tan poco trabajar
y decir que es importante
la tontuna de  enseñar?
Que está sólo algunas horas
y no es trabajo esforzado
y, total, si hay más parados
qué pudieran enseñar...
¿a quién ello ha de  importar
si, en poniendo dos horitas,
que ni ponen, que ni  quitan,

muchos puestos me he de ahorrar?.
¿O, acaso, es que puede  haber
labor menos productiva?
¿Fabrican algo importante:
dinero, joyas, comida...?
¿Comemos fiIosofía?
¿Números primos cobramos?
¿Qué más me da  a mí saber
si el pesao de Saramago
era un señor portugués
o una Sara de 'Bilbado'?”

“Mil contratos, que no haré,
irán a la papelera
y que  encima no se quejen,
que enseñar puede cualquiera”.

Y así, el pobre  enseñador,
que maestro era llamado,
encontróse harto insultado
por tan  ilustre orador.
“Que trabajen –dicen muchos-,
que hacen grandes vacaciones”.

Y no saben los gritones que,
en materia de trabajo,
el que enseña a los de abajo
debe mucho cavilar
y, aun en casa  descansando,
está siempre preparando
y no deja de pensar.

Por eso, señora Aguirre,
déjese usted ya de ultrajes,
diga pronto otras lindezas,
piense más con la cabeza
y estudie más personajes.
Escriba  usted "más" con tilde,
y sepa que está muy feo
criticar si no se  sabe
y robar si uno es banquero.

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